Confieso que estos últimos años para mi no ha sido fácil pronunciar “YO SOY y soy la que soy”, porque me perdí y el poder decirlo hoy ha sido el resultado de un chorro de trabajo emocional y espiritual para volver a sentirme cómoda conmigo, volverme a caer bien yo misma y sobretodo poder reconocerme todo lo que soy.

Escuchando a Isa Casas,( la cual se las recomiendo muchísimo, @mujerconcalma o su Podcasts Platicando con Calma ) mencionó algo que me resonó muchísimo y que nunca lo había concientizado de esa manera, me encantó y me ayudó a entender algunas de mis comportamientos involuntarios, inconscientes de piloto automático que hice con tal de sentir que pertenecía, cuando realmente no pertenecía. Isa, lo planteó como “INCOMODIDAD”, ¡sí!,  la incomodidad que muchas veces nuestra presencia, nuestra fuerza y energía femenina puede causarle a los demás y por no causarle incomodidad a los demás dejamos de ser, dejamos de mostrarnos como somos, prefiriendo apagar nosotras mismas nuestra propia luz con tal de ser aceptadas, para encajar en lugares o con gente donde no podemos ser quien somos porque les molesta, evidencia o deslumbra nuestra luz y acabamos siendo nosotras las que nos sintamos incómodas por ser quien somos.

Alguna vez te han hecho sentir mal por ser quien eres?, o ¿has pagado precios muy altos por ser tú?... como si ser tú estuviera mal y ¡no!, ser tú nunca estará mal, así que como dice Isa, permítele a los demás sentirse incómodos con tu presencia, tu brillo, tu energía y hónrate reconociéndote todo lo que eres.

Yo Soy yo y:

Soy Mamá

Soy Hija

Soy Emprendedora

Soy amiga

Soy compañera

Soy creativa

Soy lo que quiero ser

Soy Mujer

y más que nunca busco nutrirme de esa poderosa e increíble #EnergíaFemenina y sumar y aportar valor a la gente. A mi particularmente me hace mucho bien escuchar las historias de mujeres y hombres que buscan como cumplir sus sueños, que buscan como ser mejores seres humanos y como se levantan de sus caídas y florecen más fuertes.

Aprender a tocar nuestra vulnerabilidad y abrazar nuestro lado oscuro vale la pena.